Reflexiones para tí.

Jocabed

La hija de Faraón le dijo: “Llévate a este niño y críamelo. Yo te pagaré por hacerlo”. Fue así como la madre del niño se lo llevó y lo crió. Éxodo 2:9.

Ser padre en aquel momento de la historia no era fácil. Tampoco lo es hoy. Los motivos y las dificultades son diferentes. No obstante, no es fácil ser padre.

Jocabed tuvo el privilegio y la oportunidad de recibir un salario por el trabajo de educar a su hijo, que no debería haber nacido. Según las leyes del reino, los hijos de los israelitas no debían nacer. Jocabed tuvo suficiente coraje como para enfrentar al mayor imperio de la época, por la vida de su hijo. Y la lucha no fue fácil.

Ella lo esconde por tres meses. Cuando no consigue ocultarlo más, ella toma una cesta, le pasa asfalto y brea, pone al niño en ella, la coloca entre los juncos de la orilla y ora. La Biblia no lo dice, pero no tengo dudas. Ora por el hijo, pidiendo protección y cuidado para él; pidiendo una solución para el problema que va a enfrentar. El río Nilo podía llegar a ser peligroso.

Todo lo que humanamente puede hacer para salvar la vida de su hijo (sin saber el plan que Dios tenía para él), ella lo hace. No porque pensaba que podría ser el libertador de Israel, sino porque era su hijo, su pequeño hijo.

¿Qué estás dispuesto a hacer por tu hijo? Por más que no sepas cuál es el futuro que le espera y -desde la visión actual- lo mejor que le puede suceder es vivir como esclavo hasta el último día de su vida.

¿Cuánto tiempo estás dispuesto a predicar a tu familia? ¿Soportarías, como Noé, 120 años de burlas para salvar “apenas” a tus hijos? ¿Te arriesgarías a las críticas y a los comentarios de los otros, por abrazar a tu hijo que acaba de cometer un error grave?

El discurso “normal” es que digamos: “Sí, claro. ¿Cómo no?”. La realidad marca que muchos padres y muchas madres están tan ocupados en sus trabajos esclavos que se olvidan de cuidar a sus hijos, de hacerles las “cestas” que ellos necesitan, de protegerlos contra las ondas de los ríos de esta vida, que los van a amenazar.

¿Hasta dónde llega tu compromiso con tus seres queridos? Recuerda, el río puede ser peligroso.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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